viernes, 12 de octubre de 2018

Lactancia materna



Algo que teníamos muy claro desde antes de quedarnos embarazadas, era que la lactancia materna sería sí o sí. Lo que no sabíamos es que el inicio sería tan duro, sí, nos lo habían avisado, pero no éramos conscientes de cuánto. La lactancia materna es la forma natural de alimentar a nuestros hijos e hijas y, salvo excepcionales casos, la inmensa mayoría de las mujeres están preparadas para poder amamantar si reciben el apoyo adecuado en el momento oportuno, pero como ya he dicho, no es fácil, y por desgracia, la mayoría de mujeres no llegan a poder realizarla por miedos, dolores o malos consejos.

En nuestro caso, Asón nació siendo muy chiquitín, antes de tiempo, por lo que nos costó que se agarrase al pecho. Al no abrir la boca lo suficiente, no había buen agarre, por lo que Mami término con heridas al segundo día de empezar. La verdad es que tuvimos suerte, porque el personal sanitario que nos atendió estuvo en todo momento pendiente de nosotros, aconsejandonos y sobretodo animándonos a continuar. Sino llega a ser por ellas, la segunda noche, cuando Asón lloraba de hambre porque Mami no aguantaba tenerlo al pecho de dolor hubiese terminado todo, pero las palabras de matronas diciendo "si has sido capaz de gestar, eres capaz de alimentar", eso y la pezonera, algo que no nos convencía en un principio, pero nos ha ayudado a continuar, y ya habrá tiempo de ir retirándola poco a poco.

Nuestro pequeño nació con solo 2,680kg, salimos del hospital con casi 200gr menos, y el miedo a no ser capaz de alimentarlo era enorme, la enfermera de nuestro pediatra nos dijo que no nos agobiesemos, que seguro que algo de peso cogería, que lo normal es 10 o 20gr al día con lactancia materna. Ayer tras salir del pediatra la felicidad fue inmensa, cuando nos dijeron que había cogido 60gr en dos días. Así que si, se puede.

Quien diga que no es duro miente, tienta la idea de rendirse a la comodidad de un biberón, sin dolor, con tomas ya pautadas y sabiendo que entre ellas habrá descanso. La lactancia a demanda se convierte en algo agotador, lleno de dudas y miedos: ¿Será suficiente para él? ¿La leche será de calidad? ¿Me odia por no poder darle más? ¿Otra vez pide teta? ¿Eso es porque se queda con hambre? Pero empecemos mentalizandonos, el estómago de un bebé recién nacido es del tamaño de una cereza, y te aseguro que eres capaz de alimentar a tu hijo, pero no será nada fácil.

¿Por qué es tan importante la lactancia materna?

Ventajas para el bebé:
La leche materna es la mejor forma de alimentar que unos padres pueden ofrecer a su hijo o hija recién nacida. No sólo considerando su composición, sino también en el aspecto emocional, ya que el vínculo afectivo que se establece entre una madre y su bebé constituye una experiencia especial, singular e intensa.

Proporciona todo lo que se necesita durante los primeros meses de la vida. Contiene anticuerpos (defensas) que le protegen frente a enfermedades infecciosas (catarros, otitis, neumonías, diarreas, ...), e incluso frente a posibles enfermedades futuras como pueden ser obesidad, asma o alergia.

Algunos estudios han concluido que los niños y las niñas alimentados al pecho tienen menor riesgo de padecer el síndrome de muerte súbita del lactante e incluso favorece el desarrollo intelectual. Desarrolla una estrecha relación entre tu bebé y tú proporcionandole consuelo, cariño, compañía y seguridad.

Ventajas para la madre
Las madres que amamantan tienen menor riesgo de tener depresión posparto y anemia, además aumenta su autoestima y confianza. La recuperación en cuanto a pérdida de peso es más fisiológica y rápida, de hecho, el útero vuelve antes a la normalidad y existe menos riesgo de hemorragia posparto. Además, a largo plazo reduce el riesgo de padecer cáncer de mama o de ovario.

Otras ventajas
Tampoco hay que olvidar que la leche materna siempre está disponible, a la temperatura adecuada y es gratuita. Por tanto, a las ventajas descritas se le añaden la comodidad de estar siempre “preparada” y la economía que supone a la familia. Sin olvidar que también resulta idónea para toda la sociedad y el medio ambiente al no producir materiales de desecho.

A medida que nuestro bebé crece, nuestra leche va "madurando" con él para poder cubrir sus necesidades.

Los primeros días, lo que producimos es el "calostro", de aspecto más viscoso que la leche porque contiene más proteínas, anticuerpos, sales minerales y menos grasas que la leche definitiva.

A partir del cuarto día, con la "subida de la leche", tenemos la llamada "leche de transición", hasta el 15° día, que aparece lo que consideramos "leche madura". Incluso está última varía su composición según las necesidades de nuestro pequeño, siendo más ligera al principio de la toma, como dice nuestra matrona, con cada toma (sin cambiar de pecho) le estamos ofreciendo a nuestro pequeño primer plato, segundo y postre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Las críticas en la crianza con apego